Paris, príncipe troyano, viajó a Esparta, donde fue recibido
hospitalariamente por Menelao, pero éste tuvo que zarpar rumbo a Creta para
asistir a los funerales por la muerte de su abuelo Catreo. Paris aprovechó su
ausencia para raptar o seducir a Helena, y se la llevó en el barco junto con
las riquezas que pudo llevarse ella.
Una vez que Menelao fue informado de lo ocurrido, se dirigió
a Micenas, donde pidió a su hermano Agamenón que reuniera un ejército para
conquistar Troya y recuperar a Helena. Los pretendientes de Helena habían hecho
un juramento según el cual todos quedaban obligados a prestarse ayuda en caso
de que al elegido le fuesa disputada Helena, por lo que muchos reyes aqueos
quedaban obligados a participar en la expedición de castigo.
Menelao también trató de conseguir la alianza del rey
Cíniras de Chipre, que prometió enviar 50 naves a la expedición, pero
finalmente solo envió una de verdad y las otras cuarenta y nueve de arcilla.
La aportación de Menelao a la coalición aquea fue de 60
naves, comandadas por él.
La flota griega, compuesta por un total de 1.186 naves, con
el mando supremo de Agamenón, puso rumbo a Troya y, cuando llegaron, Menelao y
Odiseo fueron designados como embajadores para reclamar la devolución de Helena
y de sus tesoros ante la corte real troyana. Los troyanos se negaron a ello e
incluso pretendieron matarlos, pero fueron salvados por Antenor. Poco después
se inició la guerra.
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