Menelao aparece como personaje en la Odisea de Homero,
principalmente en el canto IV. En el viaje realizado en busca de noticias de su
padre Odiseo, Telémaco llegó a Esparta, donde se entrevistó con Menelao, que se
encontraba acompañado de Helena, una vez que ambos volvieron a reinar a
Esparta. Menelao narró a Telémaco su penoso viaje de regreso que tuvo que
realizar desde Troya: los dioses le habían retenido en la Isla de Faro, en
Egipto, y allí habría muerto de hambre con sus compañeros de no ser por Idotea,
que le aconsejó que atrapara a su padre, Proteo, que en esta versión no es rey
de Egipto, sino un dios marino capaz de transformarse en cualquier animal, e
incluso en fuego. Ayudados por Idotea, Menelao y varios de sus compañeros se
disfrazaron con pieles de foca y consiguieron sorprender y atrapar a Proteo,
que les dijo que habían sido retenidos en Egipto por no haber hecho los debidos
sacrificios a los dioses. Ya cumplidos, los dioses propiciaron vientos
favorables para navegar y regresar a la patria.
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